Últimamente es muy normal en los medios escuchar opiniones que repiten opiniones que parecen descabelladas, pero con el único fin de que con tanto repetirlo, se convierta en realidad. El otro día pensando en esto, me vino a la cabeza un ejemplo que es perfecto para describir este método.
Los que me conocen más de cerca saben que, aunque no lo parezca, soy cristiano convencido. Pero soy cristiano con el mismo espíritu crítico y con afán de conocimiento que tengo en otros temas y que intento mostrar en este blog. Esto me ha llevado en mi vida a no encajar en ciertos lugares, porque no entro en ningún cliché: ni acepto porque sí los preceptos ni oculto mis creencias. Mantener tus propias ideas no está muy de moda ahora.
Sin embargo, es una faceta de mi vida donde he detectados muchas cosas curiosas y que siempre he intentado poner en cuestión. Y hoy voy a centrarme en una que fue mi padre (de ideas muy parecidas a las mías en este sentido) quien me la desveló.
En concreto sobre algo que al menos todos hemos escuchado alguna vez: los 10 mandamientos. Aunque sea por la película de Charlton Heston, todos sabemos que fue Moisés quien bajó del monte Sinaí con las Tablas de la Ley, en la que se recoge todos los preceptos. Esto viene recogido en el éxodo, capítulo 20. Estos mandamientos se han mantenido en el tiempo inmutables, hasta nuestros días. Actualmente, en el catecismo de la Iglesia aparece la formulación que se aprendía en las escuelas, tal que así:
1.- Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2.- No tomarás el nombre de Dios en vano.
3.- Santificarás las fiestas.
4.- Honrarás a tu padre y a tu madre.
5.- No matarás.
6.- No cometerás actos impuros.
7.- No hurtarás.
8.- No dirás falso testimonio ni mentiras.
9.- No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10.- No codiciarás los bienes ajenos.
Bien, pues estos son los que se enseñan y nos lo creemos. Encajan perfectamente en la idea que tenemos preconcebida de Iglesia, así que nadie los pone en duda. Pero un día, hablando hace tiempo con mi padre, los puse en duda, porque leyendo el nuevo testamento, aparece un nuevo mandamiento: “Un nuevo mandamiento os doy, que os améis unos a otros como yo os he amado (Jn 13, 34)”. Mi padre entonces me dio una lección de espíritu crítico y me comentó era cierto, pero que tampoco esos 10 eran los mandamientos de Moisés. Que los mirara, y claro, lo hicimos. La sorpresa fue mayúscula. Los 10 mandamientos de Moisés aparecen 2 veces en la Biblia: en Exodo, cap 20 y en Deuteronomio, cap 5 y las dos veces aparece lo siguiente:
1 – No tendrás otros dioses fuera de mí.
2 – No te harás estatua ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, abajo, en la tierra, y en las aguas debajo de la tierra. No te postres ante esos dioses, ni les sirvas, porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso.
3 – No tomarás en vano el nombre de Yavé, tu Dios, porque Yavé no dejará sin castigo a aquel que toma su nombre en vano.
4 – Acuérdate del día del Sábado, para santificarlo.
5 – Respeta a tu padre y a tu madre, para que se prolongue tu vida sobre la tierra que Yavé, tu Dios, te da.
6 – No matarás.
7 – No cometerás adulterio.
8 – No robarás.
9 – No atestiguarás en falso contra tu prójimo.
10 – No codiciarás la casa de tu prójimo. No codiciarás su mujer, ni sus servidores, su buey o su burro. No codiciarás nada de lo que le pertenece.
Como se puede ver, en el catecismo ha desaparecido el segundo mandamiento (que prohíbe estatuas y cuadros y adorarlos) y ha aparecido un noveno (que prohíbe pensamientos impuros). No deja de ser curioso que la Iglesia haya cambiado precisamente uno que históricamente ha supuesto mucho dinero en todos monumentos, cuadros o estatuas por uno que ha supuesto mantener a la población con el miedo durante siglos.
He intentado seguir cuándo se produjo el cambio, y ya en 1616 el Padre Ripalda, en su Catecismo los recoge tal como los recoge hoy en día la Iglesia, por lo que parece que el cambio fue anterior al Concilio de Trento (1545) y recogido en este mismo concilio.
Este tema ha calado tan profundo que incluso en los foros más estudiosos te ponen en duda este matiz, es una mentira que está absolutamente introducida en el pensamiento popular, por mucho que incluso en la web del vaticano, se recojan actualmente las tres versiones de los mandamientos. De acuerdo, un poco manipulada para que no parezca tan evidente el cambiazo, pero están las tres versiones.
En el fondo esto es algo secundario, porque el que cree, no lo hace por tal o cual, pero es un ejemplo magnífico de una estrategia actualmente muy de moda, una muestra de que algo falso, repetido 1000 veces se convierte en verdad.
…cuanto se aprende contigo!!!, gracias por darme argumento para alguna que otra conversación.