Algo más que un simple matemático

Hay ciertos personajes en la Historia, que quedan en el recuerdo por algo que descubrió, aunque realmente trajeron consigo muchas cosas, tanto, que a veces, cambiaron toda una cultura.
Escribiendo la entrada anterior, me topé con la inclusión de la numeración arábiga en Europa. Se produjo gracias al Papa Silvestre II en los finales del milenio pasado, pero también fue determinante para ello un señor llamado Leonardo de Pisa, en un libro, “Liber abaci”, escrito en el año 1202.
¿Y quien es Leonardo de Pisa? Quizás así nadie lo conozca, pero su apodo, Fibonacci, es mucho más popular.
Nuestro personaje nació en Pisa sobre 1170. Hijo de un comerciante italiano tuvo que viajar a ayudarlo en su puesto de comercio en Bujía (Argelia), donde aprendió la numeración arábiga y se dio cuenta que eran fundamentales para el desarrollo de la civilización. Viajó por el mediterráneo, especialmente por los países árabes aprendiendo más sobre esta numeración y regresó a su ciudad sobre 1200, publicando su libro más famoso unos años después.
Ese libro no era un libro sólo para eruditos. Era un libro para mejorar la contabilidad, el cálculo de intereses, el cambio de la moneda. Contabilidad práctica. Conceptos que seguimos utilizando hoy en día casi sin variación. Ese libro se extendió en su época y cambió la forma de contabilidad, lo que generó que Italia se convirtiera en el centro del comercio al final de la Edad Media. Marco Polo nacería a penas 50 años después y también una incipiente banca, que derivó, a penas un siglo después en la banca Medici y en otros bancos italianos de Venecia, Florencia, etc. Era el fin de la Edad Media, refrendada con la caída de Constantinopla en 1453 y la posterior la llegada a Italia de sabios cristianos de oriente.
Fibonacci hizo un tratado práctico del cálculo que influyó definitivamente en la historia, pero curiosamente, su nombre no se conoce por ello, sino por una serie, llamada como él pero que curiosamente no descubrió. La serie de Fibonacci es una sucesión en la que cada número viene dado por la suma de los dos anteriores: 1,1,2,3,5,8,13,… Fue descubierta en la India sobre el año 200 de nuestra era. Fibonacci la aprendió en sus viajes y la describió en su libro. Así que el fue el que la popularizó en Europa, simplemente.
Parece poco importante, pero esta serie describe muchos de los problemas habituales en la prácticas: evolución de las parejas en una población, la disposición de las hojas en los tallos, y en general el crecimiento sistemático en la naturaleza. También ha sido utilizada en relación con la disposición en el espacio de los planetas y en música con acordes singulares. Además, el cociente de dos números correlativos tiende al número áureo, número reproducido en las proporciones de crecimientos en la naturaleza.
Pero la aportación de Fibonacci a la matemática no sólo quedó en eso aportando en otros 4 libros soluciones a problemas de geometría, álgebra y cálculo. Fibonacci llevaba una ventaja competitiva a sus coetáneos. Sabía cómo numerar y eso fue fundamental.
Se convirtió en todo un personaje en los círculos intelectuales de la época y eso no quedó en saco roto. En 1240 fue honrado con una paga vitalicia por la República de Pisa. Ya no era un simple matemático porque había conseguido cambiar, desde su conocimiento, la economía de una ciudad y puso la primera piedra para un cambio en la Historia con mayúsculas.

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