De la necesidad, pioneros

La historia de hoy es una historia que va de la mano de la conquista de las igualdades que la sociedad occidental ha ido consiguiendo. Y la representación de esta igualdad en la sociedad democrática es el concepto de 1 persona 1 voto, el sufragio universal.
Pero este concepto, base de la democracia moderna, ni es tan extendido como se cree, y desde luego, no hace tantos años que está implantado.
Y no siempre el sufragio universal se ha conseguido después del voto femenino, en la mayoría de los países no llegó hasta muchos años después de que las mujeres consiguieran ese derecho.
Pero vayamos al principio. Para contar este inicio de la historia, hay que ir a un clásico del cine, “Motín a Bordo”. Esta película cuenta la historia de un navío, llamado HMS Bounty, donde en 1789 se produjo un motín en mitad del Pacífico en el que los marinos tomaron el control del buque y enviaron al capitán en una barcaza a su suerte. La historia de este capitán es una historia fantástica, pero centrémonos en los amotinados. Habían venido de Tahití, encantados con el lugar y sus habitantes y no querían volver a Inglaterra. Así que después del motín, buscaron unas islas perdidas para instalarse para siempre: las islas Pitcairn. Allí vivieron y formaron familias con habitantes locales. Era sólo una pequeña población de pocas personas, pero la colonia de los descendientes perdura hasta hoy.
En 1825 fueron descubiertas las islas de nuevo por otro navío inglés y se encontraron los descendientes de los amotinados (sólo uno sobrevivía). Poco después, en 1838, la isla pasó a formar parte del territorio británico y ese mismo año los habitantes elegirían a sus representantes. Como había tan poca población se decidió autorizar el voto a todos los habitantes, incluidas las mujeres, convirtiéndose en el primer lugar del mundo en el que se permitió el sufragio universal.
Poco a poco fue cuajando y fue un país vecino, Nueva Zelanda, en 1893, el primer estado que autorizó el Sufragio Universal (aunque el primero que autorizó el sufragio femenino, fue Wyoming, en 1869, pero no autorizaba votar a los de raza negra).
En América, el primer estado fue Uruguay, en 1917, aunque no se ejerció hasta 1927. En Europa los nórdicos fueron los pioneros, como casi siempre: llegó a Finlandia, en 1906, a Noruega en 1913 y a Dinamarca en 1915. A España, llegó en 1933 (ver entrada “Un debate extraño, un duelo de altura”). Es curioso que el sufragio universal llegó a uno de los países punteros en democracia, Suiza, más tarde de lo que uno podría pensar. Hasta 1971 no se otorgó el voto femenino. Como curiosidad decir que Suiza sí aprobó una ley que permitía el voto femenino en 1958, pero un referendum de los de Suiza lo rechazó con 2 terceras partes de los votos en 1959. Aún así no fueron los últimos europeos en dotar de la igualdad de voto a todos los ciudadanos. El último que permitió el voto femenino fue Liechtenstein, en 1984.
¿Y la nación que se autodenomina la cuna de la igualdad de oportunidades, Estados Unidos? Pues permitió el voto femenino relativamente pronto, en 1920, pero eso no representó el sufragio universal. Éste no llegó hasta 1965, porque hasta esa época, no es que estuviera prohibido el voto a la raza negra, pero se inventaban ciertas limitaciones para que no se pudiera producir, como cobrar por permitir que se produjera, por ejemplo. En esa fecha, 1965, el presidente que sustituyó a Kennedy, Lyndon Johnson promulgó una ley federal que impedía esas prácticas e igualaba por fin a todos los ciudadanos americanos.
Hoy en día, obviamente, hay muchos países que no permite el voto a todos los ciudadanos, pero poco a poco van ampliándose el registro. Como curiosidad, el último país en aceptar el sufragio universal es la República Dominicana, en 2015, año en el que permitió el voto a militares y policías, que lo tenían prohibido hasta entonces.
La verdad, me alegra ver cómo una medida que se inició como una necesidad para poder tener quorum suficiente en una remota isla, es ahora algo cotidiano y que resulta extraño algún país que no lo acepte o ver cómo países muy avanzados no han permitido este derecho hasta hace muy poco tiempo. Al final, como siempre, de la necesidad nacen los pioneros, incluso de las cosas que no deberían ponerse en duda, como la igualdad entre las personas.

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