Hace no mucho vi de nuevo una película que me gustó mucho en su día, “Una mente maravillosa”. Es una adaptación novelada de la vida de John Nash, uno de los padres del conocido equilibrio de Nash, uno de los precursores de la teoría de juegos y el primero en demostrar que Adam Smith estaba equivocado sobre el funcionamiento del mercado en ciertos supuestos.
En la película, Nash inicia el razonamiento en un bar, con amigos, en un momento previo a intentar ligar con un grupo de chicas. Nash, simuló el comportamiento a un sistema mercantil, en el que existe una serie de clientes objetivos (las chicas) y una serie de proveedores de servicios (los chicos) que son competencia entre sí, dado que todos buscan el mismo fin (ligar). Sin embargo, el razonamiento que Nash llevó a cabo es que aplicando las teorías de Adam Smith de competencia, ninguno de los chicos tendría éxito, dado que todos intentarían ligar a cualquier precio, haciendo que el grupo se perjudicara. Es, por lo tanto, necesario que las decisiones de los chicos (o proveedores de servicios), se consensúen, se pacten, para que el éxito global sea mayor.
Esta teoría se ha aplicado mucho en las leyes antimonopolio, dado que el equilibrio de Nash, aunque no tiene por qué se óptimo para todos los miembros, ni para el grupo, es óptimo para el mercado en su conjunto a largo plazo, pues se alcanza una situación estable y duradera en el que todos ganan. El famoso win-win de los americanos. Sin embargo, no siempre puede aplicarse. Es necesario que existan varias condiciones previas: en primer lugar, que cada individuo haya adoptado su mejor estrategia, pero conociendo las estrategias de todos los demás miembros del grupo. Y algo básico y real: que la demanda sea finita (si hubiera infinitas chicas sería muy diferentes). Con eso puede obtenerse matemáticamente un equilibrio entre todos los proveedores de servicios, para el mejor éxito del conjunto y para conseguir una situación duradera en el tiempo.
Pensándolo anoche, me dio la impresión que me estaban hablando del sistema portuario español. Un sistema de autogestión y librecompetencia con un organismo superior central y una asamblea autonómica de coordinación. Un sistema de gestión libre, en mercado, con el propio dinero que genera el sistema portuario, pero que no deja de ser dinero público y que termina siendo un sistema de competencia dura. Y encima hay organismos de coordinación y traspasos de fondos ya establecidos. Mi duda fue, ¿por qué se toman entonces decisiones individuales por los puertos y no se busca un Equilibrio de Nash? Sería lo lógico porque la demanda no es infinita y la creación de infraestructuras competidoras puras en un rango muy cercano puede provocar un rechazo global al sistema o que no se genere lo suficiente en cada sitio como para que haya éxito y durabilidad en ninguno. Es como si dos de los chicos del principio intentaran ligar con la misma chica, aunque al principio puede crear curiosidad y, aunque, los dos chicos le pudieran interesar, lo más probable es que ninguno, si siempre van juntos, termine ligando con ella y sea un tercero que pase por allí y con menos potencial objetivo, sea el afortunado. Así es en la vida y así es en los negocios. Lastimosamente los puertos no pueden separarse, así que sólo pueden tomar decisiones coordinadas. Si un puerto decide intentar ligar con la rubia, que el de al lado no lo intente con la misma, sino con otra, que pueda tener más éxito. Probablemente así liguen los dos. Si además, se pudiera saber qué tipo de apetencia tiene cada chica, asignar el chico más afín a cada una incrementaría aún las probabilidades de éxito.
Puede ser discutible si un puerto tiene todos los tipos de terminales: cruceros, contenedores, graneles, ro-ro, etc, puede que haya un guaperas que ligue con todas, pero lo que es seguro que no tiene sentido es que todos los puertos tengan todos los tipos de terminales. Mucho mejor sería ver qué sectores y qué demanda y tomar las decisiones adecuadas para que cada puerto pueda tener el negocio suficiente para perdurar en el tiempo. Y más aún si las decisiones implican gastar dinero público.
Este sistema podría realizarse matemáticamente y demostrar qué decisión debería tomar cada puerto, pero eso es demasiado complejo para esta reflexión. Pero podría ser un buen punto de partida.
Querido amigo Fran,
¡¡¡Enhorabuena!!!. John Nash se sentirá orgulloso de tenerte como discípulo aventajado. ¡Eres un máquina!. Sólo tres comentarios a tu espléndida reflexión: 1) Hay unos especímenes llamados “políticos” que lo contaminan casi todo, al menos en nuestra querida España, … por ahora, 2) Hay chicos que gustan a “casi” todas las chicas y, 3) Hay chicos guapos, con idiomas, con 1,90, con don de palabra, con pasta y, además, …simpáticos. La Matemática fue la herramienta de la que se valió Dios para generar las Leyes de la Naturaleza, pero no creo que pueda “modelar” los tres comentarios anteriores a los efectos de ponderarlos en tu análisis. Para eso estamos nosotros. Un fuerte abrazo y,… a cambiar el mundo; cuenta conmigo.