Microrrelato presentado al concurso de Microrrelatos Científicos de la Fundación Aquae en 2020. No obtuvo premio.
El olor en el laboratorio era desagradable. Hacía días que Alexander no llamaba a la señora de la limpieza y aquel día, griposo, era perfecto para que se hiciera lo que llevaba tiempo pendiente. Ella sabía lo que tenía que hacer: limpiar lo justo y nada de tocar donde él estaba trabajando. Ni siquiera ese día, que había hasta restos de pan ya mohoso sobre sus experimentos. “Va a arruinar años de trabajo”, pensó. “Desde luego, este hombre es un desastre.”
Y así fue como el Dr. Flemming salvó millones de vidas. Sólo los genios convierten el caos en luz