Página de Inicio

Entradas

Un billete fuera de su tiempo
Una de las aficiones que más me han gustado de siempre es la colección de billetes antiguos. Lamentablemente no tengo muchos, pero cuando cae en mis manos un libro catálogo lo leo con avidez, viendo las curiosidades de los billetes. Generalmente los billetes representan personas del pasado (sólo los reyes vigentes son representados en alguno de ellos) y normalmente, personas que han sido afines al régimen de turno o artistas. Casi hubo una excepción, pues D. Santiago Ramón y Cajal apareció en un billete sólo unos meses después de morir, en 1935. Lamentablemente, ese billete duró en circulación bien poco. Todos sabemos lo que pasó al año siguiente. Sin embargo, revisando un catálogo, me he topado con una magnífica incongruencia. Un billete fuera de su tiempo, con un personaje que no pega con el tiempo en que fue emitido. El billete en cuestión fue emitido en 1946, con valor de 25 pesetas. Estamos en la época más dura del franquismo, con carencia absoluta de libertad, y casi de medios, aún con las cartillas de racionamiento, con la izquierda exiliada y perseguida y con la Iglesia presente en todos los órganos de gestión del estado. Pues bien, en ese billete aparece un personaje que ahora mismo es poco conocido: D. Alvaro Florez Estrada. ¿Y quien fue este personaje? Veámoslo. Alvaro Flórez Estrada nació en un pueblo al que le tengo especial cariño, Pola de Somiedo (era el pueblo del padre de un gran amigo) en 1766. Estudió derecho, pero era un liberal y un ilustrado y en esa época, el conocimiento llamaba al conocimiento. Con sólo 29 años ya estaba en Madrid gestionando cuentas públicas cuando Godoy lo desterró a Asturias por ser afín a la revolución francesa. Se especializó en economía y en 1808, cuando estalló la guerra de la ...

La lengua de Cerbantes
Sí, lo he escrito con “b”. Hace no mucho, un amigo lo escribió asi y le pregunté y me dijo que era tal como lo escribía él. Muy interesante me parecio la cuestión y me quede con las ganas de ver por qué él mismo lo escribía con “b”, cuando hoy en día todos lo conocemos con “v”. Vayamos a su tiempo y a las normas que imperaban en ese momento: D. Miguel escribió la primera parte del Quijote en 1605. En esa época aún no se había creado la Real Academia Española (la RAE), que fue fundada en 1713 (y curiosamente, por un francés, el recién estrenado rey borbón Felipe V). Las normas ortográficas se seguían por la costumbre, aunque ya había tratados que intentaban fijar las normas. El primer tratado se escribió por un lebrijano, Elio Antonio de Nebrija en un año clave para este país, 1492 (cuantas cosas pasaron ese año, ¿verdad?). En ese tratado, primer tratado lingüístico de las lenguas romances, Nebrija escribió las leyes básicas del español que perduran hasta hoy. La norma básica es que “se escribe como se pronuncia”, aunque él mismo indica en su libro que, a pesar de que es posible leer de forma unívoca la palabra, no es sino la costumbre la que te permite escribir correctamente la palabra oída. En cualquier caso, él establece esa norma que ha hecho que el español sea un idioma muy simple de leer, porque no hay diversidad en la pronunciación de lo escrito. Curiosamente, Nebrija establece un abecedario de 26 letras (casi las mismas que tenemos ahora), aunque no son exactamente las mismas. Del abecedario de Nebrija al actual hay algunas letras que han aparecido y otras que han desaparecido. Han desaparecido: la “ç”, que se utilizaba para un sonido entre s y ...

Una doctora en la edad media
Que las mujeres han estado siempre apartadas de los puestos de relevancia no es algo desconocido. Es un hecho. Que muchas mujeres han conseguido encontrar su hueco, por su capacidad y relevancia, también lo es. La historia de hoy es cómo, cuando algo se hace evidente, encuentra su hueco, por muy extravagante que sea. También, sirva esta historia para recordar a todas las mujeres que han luchado por un mundo mejor, luchando contra la injusticia de la desigualdad. Ubiquémonos en el tiempo. Siglo XII, en torno al año 1100. El español era un idioma en ciernes, España estaba medio dominada por los musulmanes y Europa… Europa simplemente, sobrevivía. Se empezaban a fundar universidades, la religión y el estado feudal lo invadían todo y lo más maravilloso que se hablaba era de la hazaña de atravesar Europa para llegar a Tierra Santa y enrolarse en una cruzada. Como digo en esa época lo importante era sobrevivir. Lo habitual era dar un 10% de los bienes al señor que te protegía (el recordado diezmo) y la vida humana valía lo que valía. En ese ambiente nació nuestra protagonista, en el seno de una familia de noble de bajo nivel de Alemania. Hildegarda (que era su nombre) era la décima hija del matrimonio, y como en esa época los hijos eran una posesión, y la décima parte era para la Iglesia, los padres decidieron que nuestra protagonista fuera dada al servicio de Dios como diezmo. Con 8 años, fue a vivir con una familiar de los condes de Spannheim, que vivía junto a un monasterio y ésta se dedicó a instruirla. Hildegarda tenía visiones desde muy pequeña, aunque sólo su profesora (Jutta) lo sabía. Con 15 años ya ingresó como monja en ese monasterio y allí permaneció hasta que falleció ya muy mayor ...

Conjeturando para que funcione
En estos días se cumple el 129 aniversario de la publicación de los resultados de un experimento que, nada menos, demostró que la física se equivocaba y era necesario un replanteamiento general de toda la teoría. Fue un hecho trascendental en su momento que obligó a tomar nuevos rumbos y a que los hombres escudriñaran su ingenio en busca de nuevas teorías. El fracaso de este experimento que nos obligó a crecer, no podía pasar desapercibido de este blog, sobre todo, cuando parece que estamos cayendo de nuevo en conjeturas que no pueden verificarse. Pero entremos en materia. A finales del siglo XX, Maxwell, un eminente científico, describió que la luz era una onda y que como todas las ondas necesitaba un medio por donde moverse (igual que las olas van sobre el mar o el sonido sobre el aire). Era un medio que lo cubriría todo, porque la luz se propaga obviamente por el espacio. Así que este medio, necesario para cumplir las teorías vigentes en esa fecha de propagación de ondas, era onmipresente y además difícilmente medible. Era una conjetura útil y no había ninguna evidencia del mismo. Como ese medio tenía cierta similitudes al conjeturado por Aristóteles, se le dio el mismo nombre, éter. La teoría del éter era relativamente simple: una especie de fluido muy fino y con particularidades que lo hacían casi imperceptible. Vamos, era un fluido creado ad-hoc, para cubrir una necesidad teórica para explicar el comportamiento de la luz. Con esto, en 1887, dos científicos americanos pensaron cómo podían analizar el comportamiento del éter. Albert Michelson y Edward Morley, eran en ese momento desconocidos y poco reputados, pero diseñaron un experimento en el que, analizando dos haces de luz perpendiculares que tuvieran exactamente la misma distancia recorrida, se podrían detectar diferencias en ellos ...

Un desconocido en la corte del Rey sabio
Escribiendo la anterior entrada (sobre Fourier) estuve leyendo sobre otro genio de la época en Francia y que fue uno de sus maestros: Pierre – Simon Laplace. Laplace fue, además de gran matemático, un astrónomo influyente, especialmente por dedicar tiempo al análisis de las predicciones de Kepler y ser el primero que planteó una tesis sobre la creación del Sistema Solar. Me llamó la atención, leyendo la historia de Laplace que utilizara unas tablas astronómicas llamadas “Tablas Toledanas”. ¿qué pinta Toledo aquí? Decidí avanzar un poco más sobre ellas y este hecho me ha llevado a un personaje casi desconocido y que, aunque parezca mentira, ha tenido una amplia influencia en la vida española posterior. Nos remontamos muchos años antes de Kepler, al primer siglo del segundo milenio. En los últimos años del Califato de Córdoba, cuando ya muchos Taifas se habían independizado, nación en Córdoba nuestro personaje, de nombre árabe impronunciable (al menos para mí), pero que se españolizó como Azarquiel. Azarquiel es poco conocido. Aunque nació en Córdoba (es un dato que parece claro, aunque no hay unanimidad), se marchó pronto a Toledo y allí desarrolló la mayoría de su conocimiento. Durante años fue un forjador de hierro, curioso y dedicado a su profesión, pero aprovechó esa habilidad para trabajar para los sabios de la ciudad de Toledo y poco a poco, su destreza y conocimiento haciendo instrumentos, hizo que estos sabios lo protegieran, ofreciéndole conocimiento que él fue asimilando fácilmente. Se dedicó a la observación de los astros y anotó profusamente la situación de los astros. Esta observación completa es lo que se conocía como “Tablas Toledanas”. Analizar los resultados de las tablas conllevaban a resultados que no cuadraban con la idea que en aquel tiempo se imponía. Tenía un afán casi obsesivo por la precisión y ...

Mirar el mundo de otra manera
Retomo el blog después del verano. Ahora empieza el mal tiempo y es más fácil encontrar un rato para escribir. He pensado mucho qué tema escoger para retomarlo y me he dado cuenta que no he hablado de una de las personas que más ha cambiado el mundo, aunque él nunca lo sabría. El puso la semilla que 200 años después nos ha llevado a donde estamos. Viviendo pegados a un móvil. Como casi todos los grandes tuvo una vida modesta, aunque nuestro personaje, todo un mito para los ingenieros de telecomunicaciones, hizo muchas cosas en la vida cotidiana. Más de las que uno podría pensar para alguien así. Nació en Francia en 1768, en una familia numerosísima. Trece hermanos son muchos y él era el décimo de los 13. Encima, quedó huérfano pronto, a los 10 años. Se educó en la escuela militar de Auxerre y estuvo debatiéndose entre ordenarse sacerdote o hacer lo que le gustaba, dedicarse a la ciencia. Así pasó su infancia y su juventud, hasta que en 1789 ya decidió definitivamente dejar la religión y ser profesor de la propia escuela a la que fue. En 1793 tomó parte activa en la política de la revolución francesa, cosa que, en el régimen del terror de Robespierre no era demasiado seguro. Estuvo a punto de ser guillotinado al año siguiente, pero finalmente, tuvo la suerte de que cayó antes Robespierre, la política en Francia dio un giro y fue liberado. Se calmó un poco e ingresó en la Escuela Normal de París para estudiar Matemáticas. Aunque llegó a catedrático poco después (1797), su natural inquieto lo llevó a dejarlo todo para ingresar en el ejército como cargador de cañones. Era una etapa de euforia en Francia, el inicio de la era de Napoleón y nuestro personaje ...

Adivinación o ciencia
Siempre me ha llamado la atención cómo autores literarios se adelantan a su tiempo y establecen paralelismos que en el futuro se hacen realidad. Es famosa la coincidencia entre los libros de Julio Verne y la realidad. Pero hoy me voy a centrar en otra: “Emplean aquellas gentes la mayor parte de su vida en observar los cuerpos celestes, para lo que se sirven de anteojos que aventajan con mucho a los nuestros; pues aunque sus grandes telescopios no exceden de tres pies, aumentan mucho más que los de cien yardas que tenemos nosotros, y al mismo tiempo muestran las estrellas con mayor claridad. Esta ventaja les ha permitido extender sus descubrimientos mucho más allá que los astrónomos de Europa, pues han conseguido hacer un catálogo de diez mil estrellas fijas, mientras el más extenso de los nuestros no contiene más de la tercera parte de este número. Asimismo han descubierto dos estrellas menores o satélites que giran alrededor de Marte, de las cuales la interior dista del centro del planeta primario exactamente tres diámetros de éste, y la exterior, cinco; la primera hace una revolución en el espacio de diez horas, y la última, en veintiuna y media; así que los cuadros de sus tiempos periódicos están casi en igual proporción que los cubos de su distancia del centro de Marte, lo que evidentemente indica que están sometidas a la misma ley de gravitación que gobierna los demás cuerpos celestes.” (Los Viajes de Gulliver, Jonathan Swift, 1726). Jonathan Swift se adelantó a la ciencia nada menos que 150 años. Fue en 1877 cuando el astrónomo Asaph Hall descubrió los dos satélites naturales de Marte: Fobos y Deimos (los nombres están relacionados con su planeta, pues significan “Terror” y “Miedo”, muy vinculado al dios de la guerra). Fobos y Deimos ...

Un paso para la igualdad
La evolución de un país no siempre se consigue de la forma más recta que uno pueda entender. Hay que perseguir un fin, y eso puede llevar a tomar decisiones complicadas. Pero hay personajes que son capaces de intentar sobreponerse a ello e intentar seguir un camino, a veces, en contra de si mismo, simplemente, porque considera que es el camino adecuado. Uno de ellos es un político poco conocido de primeros de siglo, José Canalejas. Canalejas llegó a presidente del gobierno tras la dimisión de Segismundo Moret, en 1910. Estuvo sólo 2 años como presidente, pero se tomaron medidas y fue muy activo. No olvidemos que era un país muy diferente al de ahora, otro contexto y con un pésimo estado de ánimo tras el fiasco de finales del siglo XIX. Ideológicamente era progresista y defendía que debía de adoptarse medidas democráticas y anticlericales. Sin embargo, era profundamente católico (lo llegaron a describir como un “anticlerical católico”). Al poco de llegar al poder, empezó una negociación para menguar el poder de la Iglesia en el estado de esa época. Y rápidamente promulgó la conocida como Ley del Candado, lo que se consideró un paso previo para una reforma más profunda que intentara tratar a las órdenes religiosas como asociaciones. Esto le granjeó grandes enemistades en los poderes religiosos, pero él siguió con sus ideas claras. También abolió un impuesto que se conocía como “Contribución de consumos” que realmente era un impuesto que afectaba más a los más débiles, dado que gravaba los bienes “de comer, beber y arder”. Canalejas defendió su eliminación y a cambio para compensar la recaudación, estableció un impuesto a las rentas urbanas más acomodadas. Le costó también enemigos en casa y muchos de su partidos votaron en contra, pero consiguió aprobarla. Pero la medida más ...

Una maravilla perdida
Un amigo del equipo de baloncesto me puso sobre la pista de esta nueva entrada. Un lugar maravilloso, y, aunque conocido, ha quedado alejado del mundo y hoy en día, lo que no está en el camino, no existe, aunque sea digno de ver. Hago referencia en este artículo a un pueblo de la provincia de Toledo, muy conocido en cuanto a nombre, pero que pocos de los lectores sabrán colocar en el mapa. Se trata de Orgaz. Por supuesto es muy conocido gracias al lienzo de El Greco, que se encuentra en la Iglesia de Santo Tomé, en Toledo y que, como todo el mundo sabe se llama “El entierro del Conde de Orgaz”. El famoso Conde de Orgaz ni era conde ni era de Orgaz, pero como el cuadro tiene su historia, la contaré. Don Gonzalo Ruiz de Toledo, nació en Toledo a mediados del siglo XIII. Era señor de Orgaz señorío creado en 1220, aunque aún no era condado. Vivió en Toledo y tuvo una vida bastante respetable. Gozó de buena posición en influencia y era querido en esa ciudad. Don Gonzalo era muy devoto de Santo Tomás y pidió ser enterrado en un lugar no preferencial dentro de esa iglesia. Y así se produjo cuando murió en 1323. En su testamento, dejó escrito que la villa de Orgaz debía donar cada año a esta Iglesia 2 carneros, 8 pares de gallinas, 2 pellejos de vino, 2 cargas de leña y 800 maravedíes. Ahí quedó. Pero la historia es testaruda y en 1564, casi 250 años después un párroco de la Iglesia detectó este testamento y solicitó a la villa de Orgaz (que ya era condado, desde 1529) que cumpliera la voluntad. Se habían impagado muchísimos años y, evidentemente, el tema fue a juicio, que fue resuelto ...

La fe en tus cálculos
Ahora estoy estudiando con mi hijo el Sistema Solar y al hacerlo he recordado una historia que es la historia de la fe en lo que uno hace. Esta fe sirvió para, nada menos que ampliar el sistema solar. Para ello, retrocedamos al año 1781. En ese año, Sir William Herschel anunció el descubrimiento del primer planeta que se detectó con telescopio: Urano (del que ya escribí una entrada: “Rodando por el espacio”). Este anuncio comenzó el análisis de la órbita de Urano, publicándose en 1821 los cálculos de la órbita completa. En esos cálculos se veían anomalías, no cumplían  parte por que Urano va rodando, pero parte por algún fenómeno que no se explicaba bien, por lo que se dedujo que algo debía estar pasando. ¿Acaso la Ley de Gravitación de Newton era falsa? ¿Acaso existía otro planeta más alejado que influyera en la órbita de Urano? Había mucha incertidumbre en este tema, pero algo pasaba. En 1845 y 1846, un francés, Urbain Le Verrier, matemático especializado en mecánica celeste estudio el tema y calculo, no sólo que las anomalías de los movimientos de Urano venían por la presencia de otro planeta, sino que predijo su posición. En 1945 publicó varios artículos sobre el tema y fue en verano de 1946 cuando envió al Observatorio de Cambrigde una carta indicándole la predicción. El director del Observatorio de Cambridge lo despacho con algunas preguntas de poca monta, pero Urbain estaba convencido y envió los cálculos al observatorio de Berlín. Los cálculos llegaron el 23 de septiembre de 1946 y esa misma noche, el director del Observatorio Johann Gottfried Galle descubrió Neptuno a menos de 1 grado de donde había predicho Le Verrier. Se había descubierto el primer planeta gracias no a la observación astronómica, sino al conocimiento matemático de las ...

El análisis de la espera
Hay personas que son casi desconocidas y que han realizado una contribución al mundo de una forma que prácticamente no se podría entender sin su capacidad. Estos genios humildes, que cambian el mundo en silencio, son mis favoritos. Mis auténticos ídolos. La persona de la que hablaré hoy, es además, inspirador del campo que a mí, en mi vida personal más me gusta y de la que me gusta decir que es lo único de lo que quizás se algo: las colas. Este campo, era una entelequia hasta que a primeros del siglo XX un danés, llamado Agner publicó el primer artículo sobre él. Y cambió el mundo. De hecho es el principal contribuidor a vivir en el mundo tecnológico que tenemos actualmente. La gran transformación del siglo XX vino de su mano. Agner era el segundo de una familia normal. Cuatro hermanos. El padre, maestro de escuela. La madre, trabajaba en casa, descendiente de una familia relacionada con la iglesia protestante. Iba a una escuela pública, porque el dinero no daba para más. Eso sí, el niño destacaba. Era listo y tenía una grandísima memoria. Con 14 años, viajó a Copenhagen con su hermano para pasar el examen de primaria, la reválida que se conocía en España. Era dos años menor que él y tuvieron que autorizarlo especialmente, porque no tenía la edad mínima, pero aún así, la pasó con distinción. Volvió a su ciudad y se dedicó a lo que su padre. Lo ayudó a dar clases a niños en su escuela mientras seguí formándose: astronomía, francés, latin y gramática. Quería entrar en la universidad y tenía que prepararse. Tuvieron que becarlo y ayudarle económicamente, porque la situación familiar no daba para dispendios, pero, con 18 años consiguió entrar en la Universidad, para estudiar matemáticas. En sólo 3 ...

Dos fechas iguales, pero distinto día
La entrada de hoy va en relación a un día especial, el día 23 de abril. Es el “día del libro”, fijado internacionalmente porque ese día se conmemora el fallecimiento en 1616, tanto de Cervantes como de Shakespeare, los dos grandes escritores de la literatura española e inglesa, respectivamente. Pero esa coincidencia tiene una curiosidad en relación a otro tema que ya se trató en este blog hace algún tiempo. No quiero entrar si Cervantes falleció ese día o no (parece que ese día fue cuando se enterró, por lo que debió morir el día antes), sino una paradoja: efectivamente ambos están relacionados con esa misma fecha, 23 de abril de 1616, pero no era el mismo día. ¿Y como puede ser esto? Pues para los más hábiles, ya se habrán dado cuenta. Y no es un hecho insólito, sino algo más simple. España, en esa épica era el adalid del catolicismo, y cuando el Papa Gregorio XIII decidió asumir el calendario propuesto por la Universidad de Salamanca, en 1582, España lo introdujo de inmediato. De hecho, en España entró en vigor el calendario gregoriano el 15 de octubre de 1582, eliminando del mismo 10 días (del 5 al 15 de octubre de 1582). Sin embargo, Inglaterra, después de la separación de la Iglesia de Roma en el reinado de Enrique VIII, tardaron algo más. En ese momento bastaba que el Papa promulgara un edicto para que Inglaterra no lo considerara, aunque fuera técnicamente correcto. Esto pasó en multitud de países (los protestantes y ortodoxos, principalmente) y fueron adoptando el calendario poco a poco, a medida que veían las bondades técnicas del mismo. Parte de Alemania lo asumió en 1610 (la otra en 1700), Francia en 1682 e Inglaterra en 1752. ¿Qué quiere decir esto? Pues resulta que cuando en ...

Pioneros y olvidados.
Y la historia de hoy es un hito del mundo del cine, pero desconocido en España. En España, los años 40 son años de miseria y hambre. Nuestros mayores nos lo cuentan y nuestros niños no se lo pueden imaginar. Un país donde no había comida, donde conseguir algo de leche o patatas era un festín, donde la carne era ciencia ficción. Un país destrozado por una guerra y un dictador. Cartillas de racionamiento, miedo a la represión militar, pobreza. Pero España es un país capaz de realizar cosas increíble. En la dificultad el español se crece, casi de la misma forma que se mengua en la abundancia. Así, en un país que tenía un salario medio industrial de 12,27 pesetas diarias, unos locos de Barcelona decidió jugarse todo su patrimonio para conseguir poder distribuir las películas de Disney. En aquel momento era necesario producir películas propias para distribuir las que podrían venir de otros países. Así que decidieron arriesgarse y crear un engendro: la realización de una película de animación en color, al estilo de Blancanieves y los 7 enanitos, creada por Disney apenas 6 años antes. Era toda una aventura. No sólo por lo que significaba tecnológicamente, sino porque no había público, y las autoridades no debajan mucho margen para trabajar. Los locos eran Ramón Balet y Jose María Blay, creando la productora Balet y Blay. Había que elegir un argumento adecuado. Para evitar problemas, eligieron un cuento recién publicado por el régimen: Garbancito de la Mancha, de Julián Pemartín. Julián Pemartín era en ese momento el Director del Instituto Nacional del Libro, así que seguro que dejarían la película y no se entrometerían en ella. De hecho, se modificó y se introdujeron escenas y guiños para reducir la carga ideológica (pro-régimen) de la obra escrita. El peloteo ...

Un brillo que no puede contenerse
En la historia de la ciencia hay pocas mujeres que brillen con luz propia. Nuestra civilización prefirió abandonar  a la mitad de su capacidad por religión, costumbre o, simplemente, miedo. Pero afortunadamente hay excepciones. La historia de hoy comienza en un pequeño pueblo de Massachusetts, Lancaster, donde en 1868 un pastor protestante tiene un hija a la que llamó Henrietta. Henrietta Swan Leavitt. Afortunadamente para todos nosotros, el pastor decidió que su hija estudiara y tras cursar la primaria ingresó para licenciarse en el Instituto Radcliffe, una sección femenina de Harvard, con muchísimo menos prestigio. Al fin y al cabo sólo estudiaban mujeres. En esa licenciatura estudió arte, griego clásico, filosofía, geometría analítica y cálculo. Y en su último curso estudio algo de astronomía, que superó con notable. Era el año 1892 y Henrietta había conseguido licenciarse con 24 años. No era ninguna lumbrera, pero, desde luego no era nada tonta. Además, tras acabar los estudios, dedicó un tiempo a viajar, en el que cogió una enfermedad que le atacó al oído, quedando sorda total. Así que tenemos a Henrietta, una mujer ya de 25 años, sin un brillante expediente académico, sin experiencia académica y sorda. Difícil futuro para ella. Pero, consiguió entrar como ayudante en un laboratorio donde una serie de mujeres trabajaban como lo que ahora serían becarias para el profesor Edward Pickering, uno de los principales astrónomos de la época y director del observatorio de Harvard. Gratis, eso sí. Ella era una más de aquellas chicas, a las que llamaban “computadoras”, pues su único trabajo, día tras día, era clasificar miles de fotografías espectrales de estrellas. A pesar del poco prestigio, era un grupo muy profesional. Idearon una clasificación en función del espectro y del brillo y clasificaron cientos de miles de estrellas. Esa clasificación sigue usándose ...

Vuelva usted mañana… si estamos
Este fin de semana lo hemos pasado en compañía de auténticas Viejas Glorias en un sitio fantástico, Teba, en la provincia de Málaga. Hemos visitado el Desfiladero de los Gaitanes y, en las visitas a los embalses del Guadalteba, Guadalhorce y el embalse del Conde he encontrado una historia curiosa. Una demostración de lo que es este país, tan bien descrito por el inolvidable Mariano José de Larra en su artículo “Vuelva usted mañana” (que por cierto recomiendo leer, porque podría estar publicado en estos días sin perder vigencia alguna). Vayamos a primeros del siglo XX, cuando la zona del Desfiladero de los Gaitanes comienza a desarrollarse con una central hidroeléctrica (que llevó a la construcción del famoso “Caminito del Rey”) y una presa. El desarrollo de los cultivos de la zona, en los planes de conolización rural de la época de Franco, llevó sobre 1960, a analizar proyectos para dotar de más agua a la zona y que, además permitieran solucionar problemas de recrecidas en la ciudad de Málaga. Tras varios análisis se establece, en 1961 que la solución para por construir dos presas, una en el río Guadalteba y otro en el río Guadalhorce justo en la confluencia de los dos ríos, de forma que sean casi una sola presa. Las obras de éstas comenzaron en 1966 y… aquí comienza nuestra historia. Y comienza porque la construcción de estas presas inundarían una zona bastante extensa, y entre ellas, inundará un pueblo, Peñarrubia y su pedanía Gobantes, que además era una estación férrea de la línea Algeciras – Bobadilla. Tras varios años de protestas e inquietudes, acrecentados por el secretismo de la propia administración que no daban información veraz a los vecinos, pero que veían que a pocos kilómetros se estaba construyendo una presa y cómo el pueblo dejó ...

Enterrados por el destino
La semana pasada mi hermana me exigió que escribiera una entrada sobre volcanes y ciudades enterradas en lava, porque parece que este verano van a tener la fortuna de poder visitar Pompeya. Obviamente esta es la primera referencia cuando uno piensa en este tipo de tragedias, pero ni es la única ni siquiera es la más importante. Pompeya y Herculano fueron enterrados en lava en el año 79 d.C. la alta velocidad que alcanzó el flujo volcánico (se llama técnicamente flujo piroclástico), alcanzó a los habitantes y destruyó la ciudad completamente, dejándola fosilizada para la eternidad. Eso sí, no se puede pensar que Pompeya quedó como una fotografía. Sólo se han encontrado 2.000 cuerpos y se estimaba que la población rondaba entre los 10.000 y los 15.000 habitantes. Pero como digo no es la única ni la más importante de las erupciones. Quizás la más importante para la historia haya sido la del volcán Laki, que generó nada menos que la Revolución Francesa (ver entrada “El origen de la república”), aunque no fue una erupción demasiado grande, sí llevó consigo muchos cambios, casi un cambio de era. En el mundo de las erupciones volcánicas, un país destaca por encima de los demás: Indonesia. Indonesia es un país enorme, muy poblado, pero constituido por múltiples islas volcánicas (ver entrada “Un ejemplo de gestión de la diversidad”). Ese país acumula 6 de las principales erupciones de la historia. La mayor registrada es la del volcán Tambora, en la isla de Sumbawa, una isla del tamaño del doble de la provincia de Cádiz y que registró una erupción IEV-7 (indice que mide las erupciones volcánicas), el tope de la clasificación. Después de varios días dando avisos, el 10 de abril de 1815 se registró una explosión que se escuchó en Sumatra, a nada ...

Menos es mas.
La historia de hoy es una historia de arrogancia y de una paradoja que se produce en telecomunicaciones que siempre me ha llamado la atención. En telecomunicaciones, los radioenlaces (por cierto, denostados a nivel comercial, por una falsa creencia de peor calidad) tienen una particularidad: no siempre más visión es mejor. Un radioenlace es como un cable que se forma en espacio, es un cable imaginario que une una antena con otra. Ese “cable” tiene un rayo principal, que es la línea recta que une las dos antenas (que deben verse, literalmente, entre sí). Alrededor de esa recta el cable toma forma de elipse, uniendo las dos antenas formando una especie de globo. Cabe pensar que cuanto mayor sea el globo que es capaz de llegar de unir las dos antenas (el globo dejaría de hincharse cuando apareciera un obstáculo), más potencia llegaría a la otra antena y el resultado sería mejor, pero no es así. En la práctica se comprueba que la señal aumenta, hasta que llega un momento que empieza a menguar, hasta que se hace casi cero, y después vuelve a crecer. Esto se debe a que a medida que el globo crece, el recorrido es más largo y se produce un desfase que termina compensando la propia señal inicial. Es como escucharse con retardo, que no entiende uno nada. La parte del globo que hace que la señal crezca es la llamada primera zona de Fresnel. Cuando empieza a menguar estamos en la segunda zona de Fresnel, y así sucesivamente la tercera, cuarta, etc sumando y restando. Esto afecta en la práctica que si en un radioenlace hay un obstáculo que deja pasar la primera y segunda zona de Fresnel pero no más, la señal es muy inferior que si el obstáculo tapara más visión y ...

De la necesidad, pioneros
La historia de hoy es una historia que va de la mano de la conquista de las igualdades que la sociedad occidental ha ido consiguiendo. Y la representación de esta igualdad en la sociedad democrática es el concepto de 1 persona 1 voto, el sufragio universal. Pero este concepto, base de la democracia moderna, ni es tan extendido como se cree, y desde luego, no hace tantos años que está implantado. Y no siempre el sufragio universal se ha conseguido después del voto femenino, en la mayoría de los países no llegó hasta muchos años después de que las mujeres consiguieran ese derecho. Pero vayamos al principio. Para contar este inicio de la historia, hay que ir a un clásico del cine, “Motín a Bordo”. Esta película cuenta la historia de un navío, llamado HMS Bounty, donde en 1789 se produjo un motín en mitad del Pacífico en el que los marinos tomaron el control del buque y enviaron al capitán en una barcaza a su suerte. La historia de este capitán es una historia fantástica, pero centrémonos en los amotinados. Habían venido de Tahití, encantados con el lugar y sus habitantes y no querían volver a Inglaterra. Así que después del motín, buscaron unas islas perdidas para instalarse para siempre: las islas Pitcairn. Allí vivieron y formaron familias con habitantes locales. Era sólo una pequeña población de pocas personas, pero la colonia de los descendientes perdura hasta hoy. En 1825 fueron descubiertas las islas de nuevo por otro navío inglés y se encontraron los descendientes de los amotinados (sólo uno sobrevivía). Poco después, en 1838, la isla pasó a formar parte del territorio británico y ese mismo año los habitantes elegirían a sus representantes. Como había tan poca población se decidió autorizar el voto a todos los habitantes, incluidas ...

El poder de los libros
La entrada de hoy, es sin lugar a dudas, un cuento de hadas. Un cuento de hadas que culminó en una unidad de medida que incluso llegó a formar parte de una canción algo surrealista de primeros de los ochenta, el Faradio. Esa unidad deriva de un apellido, Faraday, y de un hombre, Michael Faraday, uno de los científicos más reconocidos del siglo XIX, y toda una leyenda de la Royal Society de Londres, pero que tuvo que pelear cada momento de su vida como científico. Faraday nació en Newington, en el sur de Londres, en una familia muy humilde. Casi pobre. Desde muy pequeño, la educación fue algo secundaria, había que trabajar, primero como repartidor de periódicos, pero con 14 años, tuvo la fortuna de entrar a trabajar como aprendiz de encuadernador de libros. Eso le daba una ventaja importante, tenía acceso a la lectura y Michael, que tenía una mente muy inquieta, se bebía los libros. Uno tras otro los libros pasaban por sus manos, especialmente los libros científicos. En 1812, con 20 años, comenzó a asistir a conferencias de la Royal Society. Iba invitado por un amigo, al gallinero, pero apuntaba con devoción lo que se decía en las conferencias, en especial las de Humphry Davy, uno de los principales científicos de la época. Al cabo de un tiempo, Faraday, decidió jugársela. Tenía muchas notas y tenía acceso a encuadernación. ¿Podría funcionar? Decidió agrupar todas sus notas, encuadernarlas y enviárselas a Davy, junto con una petición: quería aprender a su lado. Davy se sorprendió con el presente. Nadie se había molestado tanto en aprender, y por supuesto nadie se lo había demostrado con tantas ganas. Al poco, el destino quiso que uno de los aprendices de Davy fuera despedido y se acordó de aquel joven que decidió ...

Un estrecho muy remoto
Ayer tuve la fortuna de visitar la Nao Victoria en el Puerto de Algeciras. Todo un privilegio ver la réplica del barco que primero circunnavegó el globo. Una aventura de héroes de la que ya escribí una entrada (“De secundario a leyenda”). Pero ayer, viendo este barco, recordé otra historia relacionada con esa época de aventuras épicas, de la que quedó un nombre geográfico muy cercano para mí: El Estrecho de Torres. Pocos conocen a este lado del mundo dónde está este estrecho ni qué significó en su momento, así que lo primero es ubicarlo: es el estrecho que separa Papúa Nueva Guinea del norte de Australia. Tiene una longitud de 150 Km de punta a punta, pero sin embargo, es todo un embudo, dado que es un estrecho muy poco profundo (entre 7 y 15 metros únicamente) y está plagado de islas (hay aproximadamente 250 islas en este estrecho, de las que 17 están habitadas permanentemente), que forman parte reconocida de Australia y sus habitantes (unos 10.000) son reconocidos aborígenes por el Gobierno Australiano. Este difícil punto de navegación fue descubierto por uno de los aventureros españoles de la época en la que los españoles conocían como nadie el mundo: Luis Váez de Torres. Es un personaje altamente misterioso, del que no se conoce el nacimiento, ni el lugar del mismo, ni nada hasta que, en 1605 aparece en los registros del Nuevo Mundo como comandante de la segunda nave de una expedición al Pacífico, la expedición de Pedro Fernández de Quirós. España estaba empeñada en conocer bien el Pacífico, desde que en 1521, Fernando de Magallanes descubriera las Filipinas. En 1605, ya estaban descubiertas las islas Filipinas, las Islas Salomón y las Islas Marianas y la teoría en esa época es que debía existir un gran contienente al ...

Cargando...

es_ESSpanish