Un billete fuera de su tiempo

Una de las aficiones que más me han gustado de siempre es la colección de billetes antiguos. Lamentablemente no tengo muchos, pero cuando cae en mis manos un libro catálogo lo leo con avidez, viendo las curiosidades de los billetes.
Generalmente los billetes representan personas del pasado (sólo los reyes vigentes son representados en alguno de ellos) y normalmente, personas que han sido afines al régimen de turno o artistas. Casi hubo una excepción, pues D. Santiago Ramón y Cajal apareció en un billete sólo unos meses después de morir, en 1935. Lamentablemente, ese billete duró en circulación bien poco. Todos sabemos lo que pasó al año siguiente.
Sin embargo, revisando un catálogo, me he topado con una magnífica incongruencia. Un billete fuera de su tiempo, con un personaje que no pega con el tiempo en que fue emitido. El billete en cuestión fue emitido en 1946, con valor de 25 pesetas. Estamos en la época más dura del franquismo, con carencia absoluta de libertad, y casi de medios, aún con las cartillas de racionamiento, con la izquierda exiliada y perseguida y con la Iglesia presente en todos los órganos de gestión del estado.
Pues bien, en ese billete aparece un personaje que ahora mismo es poco conocido: D. Alvaro Florez Estrada. ¿Y quien fue este personaje? Veámoslo.
Alvaro Flórez Estrada nació en un pueblo al que le tengo especial cariño, Pola de Somiedo (era el pueblo del padre de un gran amigo) en 1766. Estudió derecho, pero era un liberal y un ilustrado y en esa época, el conocimiento llamaba al conocimiento. Con sólo 29 años ya estaba en Madrid gestionando cuentas públicas cuando Godoy lo desterró a Asturias por ser afín a la revolución francesa. Se especializó en economía y en 1808, cuando estalló la guerra de la Independencia, fue nombrado produrador general de Asturias. Fue uno de los principales reivincadores, desde ese puesto, de la necesidad de nombrar Cortes Generales y promulgar una constitución.
En 1810 se desplazó a Sevilla, donde se había reunido la Junta Central y, tras un breve paso por Gran Bretaña, volvió a Cádiz en 1812 para proclamar la libertad, creando un periódico que fue una voz a favor del liberalismo más radical. A partir de ahí, hasta la caída del absolutismo en España, vivió a caballo entre España y Gran Bretaña. En 1814, tuvo que exiliarse, volviendo en 1820 con el trienio liberal de Riego (periodo en el que tuvo varios cargos de consideración), y teniendo que exiliarse de nuevo, en 1823, cuando los cien mil hijos de San Luis llegaron para reponer el régimen absolutista en el poder.
Tuvo que esperar a 1834, cuando murio Fernando VII para volver a España e inmediatamente fue elegido diputado.
Como digo, fue un reconocido liberal y publicó excelentes tratados de economía pública, entre ellas  destaca una llamada “Curso sobre economía política” que deberían leerse muchos gestores actuales, pues explica bastante bien cómo debe gestionarse un estado y, sobre todo, para qué. Todo lo que publicó lo hizo a favor del liberalismo, corriente incipiente en esa época y maltratado por un sistema católico totalitario del que se veía obligado a exiliarse. Por cierto, sus libros fueron publicados en español en Gran Bretaña cosa no muy habitual y aún son sencillos de conseguir y de leer. Los recomiendo.
En sus escritos y en sus planteamientos económicos, era como en su vida, un liberal, siendo considerado por algunos como la versión española de Adam Smith, el famoso economista escocés.
Su última lucha fue curiosamente contra la desamortización de Mendizábal, en la que se expropiaron terrenos del clero para dárselos al pueblo. Sin embargo, Flórez Estrada no estaba en contra de la desamortización, sino del método empleado. El indicó que si los terrenos se adjudicaban en subasta, se entregarían a las oligarquías adineradas y no a los pequeños propietarios, creando aún más desigualdad. Su propuesta era dársela en alquiler a los pequeños productores para que generaran su propia riqueza y pudieran fijar población al territorio. La tierra para quien la trabaja, algo bastante repetido posterioremente.
Curiosamente, pasó exactamente lo que dijo que pasaría y la desamortización, en lugar de generar beneficios para el país, provocó un atraso del que tardamos años en recuperarnos, si es que lo hemos hecho.
Fue nombrado  senador vitalicio en 1846 y falleció ya anciano unos años después, en 1853.
Flórez Estrada era como veis, un liberal convencido y, desde luego no se escondía, pues publicó mucho al respecto, uno de los personajes que intentaron cambiar España para bien, aunque no tuvo demasiado éxito, quizás porque era demasiado avanzado intelectualmente para la época.
Lo que aún no tengo claro es qué vio Franco en este personaje, convencido liberal, anticlerical y antioligarca como para homenajearlo haciéndolo aparecer en un billete. Al menos, me ha servido para recordar a aquellas personas que defendieron sus ideales a costa, a veces, de su propia comodidad.

Un comentario sobre «Un billete fuera de su tiempo»

  1. Anónimo

    Y tu colección de sobres de azucarillos como va ??? Alguna historia al respecto ???

    Un abrazo

Deja tu comentario