Siempre me han gustado las historias que se esconden en las curiosidades de las banderas. Cuando una bandera tiene algo singular, es porque detrás hay una historia que merece la pena. Pues esta entrada tiene ese origen y, por supuesto, algo singular.
Hace poco me topé, casi por error, con la bandera de Zulia, un estado de Venezuela, justo donde está el lago Maracaibo. Esa bandera, de color azul y negro, tiene en su parte central un Sol, atravesado por un rayo.
Sí, un rayo. Es un objeto insólito para la bandera, así que me dediqué a indagar por qué existe ese rayo en la bandera. Y lo encontré.
El lago Maracaibo es en realidad una especie de Albufera, está semicerrada (tiene paso al mar) y tiene una salinidad alta para ser un lago, pues está mezclada el agua dulce de los ríos (especialmente el río Catatumbo) con el agua del mar.
Es famoso por ser uno de los lagos más grandes de Sudamérica (13.000 Km2, casi como las provincias de Cádiz y Málaga juntas) y realmente, por su propia configuración de estar semicerrado (en su origen se cerraba en marea baja y se abría con marea alta) y con multitud de islas en esa unión, donde los indígenas habían construido viviendas sobre pilotes, lo que le recordó a Américo Vespucio (al que se le daba bien lo de los nombres) a nombrar la zona como algo parecido a Venecia…Venezuela.
Su apertura se encuentra hacia el norte geográfico del lago y da hacia otro Golfo, el Golfo de Venzuela, por lo que sus aguas y vientos están encauzados por la orografía para que prácticamente sólo puedan entrar de norte a sur.
En la zona sur del lago (la opuesta a la apertura) se encuentra llega el final de la cordillera de los Andes, la llamada Cordillera de Mérida, bastante alta, de unos 5.000 metros sobre el nivel del mar y la cordillera de Perijá, de unos 3750 metros. En esa zona, los vientos alisios que entran desde el norte por el lago, acumulan humedad, especialmente a mediodía, por la evaporación del lago y cuando chocan con la cordillera se acumulan de forma vertical en la parte superior de las montañas, formando un choque de nubes húmedas y, finalmente, una tormenta eléctrica.
Esta tormenta eléctrica genera rayos y dada la altura a la que se forman estos rayos, pueden verse desde cientos de kilómetros más al norte, desde fuera del Lago, por lo que es una tormenta que desde tan lejos, sólo se ve, pero no se oye.
Lo más curioso de esta tormenta es que es casi permanente. Se producen 270 días al año y viene a durar 10 horas por noche. La tormenta perpetua. Esas descargas eléctricas producen reacciones en el aire, generando ozono. Este fenómeno produce la mayor cantidad de ozono en todo el planeta. Sin embargo, aunque genera mucho ozono, se produce en zonas muy superficiales y muy poco llega a la capa que protege al planeta.
Se conoce como el “Relámpago del Catatumbo”, por el río que cruza las montañas en la que se genera y por sus características ha servido como faro en varias batallas. Lope de Vega lo citó en 1597 narrando cómo el alcalde de Nombre de Dios derrotó al pirata Drake en estas latitudes (batalla que se produjo en 1595). Más tarde, en la guerra de la independencia venezolana, también se usó como referencia en las batallas de las tropas independentistas contra las españolas (1823).
Es patrimonio natural del estado, y está en vías de se declarado patrimonio de la humanidad, porque desde luego, no puede negarse su singularidad. Y desde 2014 es parte del libro Guinness de los Records, por ser la zona con mayor densidad de rayos al año.
Aunque Miguel Hernández no estaba pensando en Zulia cuando escribió su “Rayo que no cesa”, sería porque no lo conocía, porque, desde luego, el nombre le viene como anillo al dedo. Nada menos que el 80% de las noches del año se iluminan por esta tormenta. Todo un faro natural y desde luego un fenómeno que, por su singularidad, debe ser recordado como identidad de la región.