Aunque parezca mentira, lo primero que hice cuando fue a Sao Paulo hace un par de años fue una curiosidad científica que nunca había podido comprobar.
En cuanto llegué al hotel, llené el lavabo de agua y quité el tapón. Estaba deseando ver girar el agua en sentido contrario a las agujas del reloj, y en el sentido contrario a como lo había visto toda mi vida, porque nunca había estado en el hemisferio Sur.
Y sí, efectivamente se produce, el agua gira al revés. Pero, ¿por qué?
La explicación matemática la dio un científico francés llamado Gaspard-Gustave Coriolis en 1835 y no es precisamente sencilla. Si pensamos en una rueda de un coche, todos los puntos giran a la misma velocidad, pero no se mueven a la misma velocidad, porque cuanto más lejos estemos del centro de la rueda, más distancia tiene que recorrer en el mismo tiempo (el tiempo lo pone el ángulo que se haya girado o velocidad angular, mientras que la distancia a recorrer es el trozo de circunferencia que tiene que andar y esa longitud viene dada por la distancia al centro).
Este efecto provoca que, cuando algo se desplaza hacia el norte, se produzca una fuerza que compensa esta disminución de velocidad y desplaza al objeto lateralmente, en el sentido contrario a la rotación y realizando al final un círculo. Es el círculo que vemos cuando se vacía un lavabo.
Lo que ocurre es que en el hemisferio Sur la tierra gira hacia el otro lado (si, efectivamente es como si estuviéramos cabeza abajo) y por tanto, el agua del lavabo, también girará hacia el sentido contrario.
Esta fuerza afecta a multitud de cosas cotidianas, por ejemplo, el giro que hacen las borrascas (es siempre en el sentido del reloj en el hemisferio norte y en sentido contrario en el sur) o las corrientes marinas. Incluso afecta a la navegación aeronáutica de grandes distancias.
Para finalizar, si alguien quiere probar qué es la aceleración de Coriolis y qué se siente que pruebe lo siguiente: en un tiovivo de feria (¡aprovechad que esta semana es la feria de Sevilla!) que se intente ir en linea recta desde el centro hacia el exterior. El giro del tiovivo hace que la persona sienta una fuerza en el sentido contrario a la rotación. Es pequeño, apenas 46 veces más pequeña que el peso de la persona, pero se siente.
En fin, la próxima vez que alguien ande como mareado dentro de un tiovivo, que se acuerde que ese efecto es por la aceleración de Coriolis, aunque el alcohol de la feria también influye, seguro.
Yo vivo en ecuador, mas o menos por el 1º latitud Sur. Técnicamente estoy en el hemisferio sur, pero por muy poquito. ¿qué tanto se aplica el efecto coriolis? será que si uno esta sobre el 0º el agua solo se va sin girar? no se me había ocurrido hasta que leí esto…
Sebastián, abre el grifo.